viernes, 28 de agosto de 2009

Asepsia sentimental

 

asepsia 

Por mas que lo intenta, todas las mañanas se despierta solo en su cama. Da igual lo que haya ocurrido la noche anterior, las estrategias para encontrar compañía y sentirse menos abandonado, integrado en algo que no pueda controlar, dejarse llevar por los instintos que, en mayor o menor medida, todos tenemos.

Como todos los días desde hace una temporada más que larga, se levanta y se encamina a la cocina a preparar el café, ignora su reflejo en el espejo camino de la ducha y comienza el ritual de su aseo con el agua a tal presión que lacera su cuerpo en un intento no de despejarse sino de sentirse algo más vivo, sacudirse la sensación de muñeco de trapo en manos de un desalmado infante. La cafeína le reconforta, el tabaco se convierte en parte del ritual y no deja de preguntarse qué es lo que le pasa para que su cama cada mañana se encuentre vacía, parecida a una balsa después de un naufragio. Resignado a no encontrar una respuesta, comienza una rutina que le permita no pensar, transformarse en un autómata que toma posesión de su cuerpo y hace todo lo que tiene que hacer: trabaja, bebe, come, ríe y llora, se enfada, habla y oye. Pero no siente, no se permite a sí mismo sentir, caminando siempre con un corazón anestesiado.

En algunos momentos aparecen destellos de momentos pasados en los que no era así, en los que aún se permitía ser una persona en el más amplio sentido de la palabra, cuando todavía era capaz de que las emociones se desataran como agua tras abrir las compuertas de una presa, violentas, inconscientes, sin pararse a sopesar qué es lo que pasará después, tratando de evitar que le hieran de nuevo.

Ahora la coraza y el hermetismo le han transformado en un aséptico sentimental. A salvo de todo. De todos. Menos de sí mismo.

mp3: Sheryl Crow "My favourite mistake"

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