sábado, 7 de junio de 2014

El escenario

entrada_05062014


La ciudad muere

entre convulsos estertores

que tienen eco en el abismo.


Despierto.


La ciudad muere

y yo despierto

y estoy desarmado

ante los envites

del luto.


Me desperezo entre brumas

que siempre son blancas y frías

y raramente dulces y oscuras,

tinieblas de alquiler

sobre la tramoya.


La ciudad muere

como cada día

y, como cada día,

la rutina

da paso a las costumbres

que camuflan el olvido.


Y en medio,

la tregua del aburrimiento.


Lentamente me desperezo

mientras la ciudad muere

y ante mis ojos se desvelan

con prístina claridad

los contornos de las rutinas,

para volver a dormir

para dormir en el mar




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